Mis compañeros del Taller de Proyectos de Escritura me han “acusado” de tener una actitud discriminatoria. Dos encuentros atrás, Laura me sugirió que ahondara en las malas palabras utilizadas por los adolescentes y yo, muy suelta de cuerpo, dije que no me interesaba porque me gustaban las “malas palabras bien dichas”. Todos se rieron pero durante la semana me quedé pensando en que si lo que quiero es desarrollar el tema desde el punto de vista de la comunicación, no puedo -ni debo- soslayar el “bolú” característico de esa edad (más un montón de otros vocablos que directamente no conozco).
Así que, mentalmente preparada para hacer un safari a esa tierra desconocida, pido ayuda a quienes tengan relación con sus habitantes y puedan allanarme el camino.
martes, 18 de septiembre de 2007
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