miércoles, 3 de octubre de 2007

CENSURADO


¿Contra qué estoy peleando? ¿Quién o quiénes las llaman “malas palabras” y quieren hacerlas desaparecer? ¿Tengo aliados?
En trance de identificarlos, di con estos dos autores:

Camilo José Cela: en su Diccionario Secreto repite algo ya esbozado en su anterior ensayo Sobre España, los españoles y lo español: “la ñoñería, la pudibundez española, es un fenómeno tan reciente como disímil de nuestra originaria idiosincrasia, que entiendo posterior –añado ahora- a los Reyes Católicos y que sospecho más o menos coetánea de la cristianización de los judíos y el subsiguiente poder político –y administrativo y eclesiástico- que adquirieron. El romano Séneca, el moro Ibn Hazm y los cristianos Beato de Liébana y Elijando de Toledo –quizá anteriores a los españoles pero, en todo caso, no judíos-, eran proclives a obscenidades y violencias léxicas, al paso que los hombres formados, por tradición, en la observancia de la ley mosaica, se mostraban virtuosos en la conducta y prudentes en el hablar y el escribir… El eufemismo es tanto un arma grata a los judíos como un deber que les impone la conciencia…”

Más acá en el tiempo y el espacio, Enrique Fraga, en su ensayo La prohibición del lunfardo en la radiodifusión argentina 1933-1953, cita a Jaime Rest: “Las palabras documentan la historia íntegra de una época. La perduración de los hechos sociales se transforma, con el tiempo, en una pura y exclusiva perduración verbal” y arriesga que “la censura aplicada ora en las letras de tango, ora en otras expresiones artísticas, borraba no sólo aspectos lingüísticos o modismos idiomáticos incorrectos, sino que consciente o inconscientemente, destinaba al olvido los rasgos y hábitos de vida históricos de toda una sociedad. Sin ir más lejos, muchos vocablos del lunfardo evocan y expresan muchas vicisitudes del proceso inmigratorio y de la interacción con la población criolla.”

Voy juntando información para armar la defensa…

1 comentario:

Enrique A. Fraga dijo...
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