Después de varios días sin postear, ayer fui zamarreada (con cariño) por Alejandro y mis compañeros del Taller para que renovara mi compromiso con el blog. Con eso en mente, al llegar a casa enfilé para la biblioteca de donde rescaté “Monólogos de la vagina”, y de allí el párrafo que les copio, el que parece especialmente escrito para el tema que me ocupa:
… Pero antes que nada, empecemos por la palabra “vagina”. En el mejor de los casos, suena a una infección, puede que a un utensilio médico: “Rápido, enfermera, tráigame la vagina”. “Vagina” “Vagina” Por muchas veces que la digas, nunca suena como una palabra que quieras decir. Es una palabra totalmente ridícula, absolutamente antierótica. Si la dices durante el acto sexual, queriendo ser políticamente correcta –“Cariño, ¿podrías acariciarme la vagina?”-, indefectiblemente se termina el erotismo. Estoy preocupada por las vaginas, por cómo las llamamos y por cómo no las llamamos. En Great Neck, la llaman “conejito”. Una mujer de allí me contó que su madre solía decirle: “No te pongas bombacha debajo del pijama, cielo. Tienes que dejar que se te airee el conejito”. En Westchester le dicen “pooki”, en Nueva Jersey, “twat”. También está “polvera”, “chucha”, “popó”, “pepe”, “pepitilla”, “chumino”, cachucha”, “chochete”, “higo”, “amapola”, “chicha”, “argolla”, “hucha”, “chirri”, “almeja”, “chochín”, “pochola”, “cosa”, “pipi”, “felpudo”, “cueva”, “mongo”, “pijama”, “cotorra”, “bollo”, “cachu”, “cajeta”, “tamal”, “tortita”, “Connie”. “Mimi” en Miami, “empanadilla rajada” en Filadelfia, y “schmende” en el Bronx. Estoy preocupada por las vaginas.
Creo que cuando Eve Ensler escribió esto aún no se habían popularizado los blogs (ella habla de entrevistas) pero yo puedo aprovecharme de esta herramienta para preguntarles ¿quién me ayuda a encontrar otras formas de llamar a la vagina?
… Pero antes que nada, empecemos por la palabra “vagina”. En el mejor de los casos, suena a una infección, puede que a un utensilio médico: “Rápido, enfermera, tráigame la vagina”. “Vagina” “Vagina” Por muchas veces que la digas, nunca suena como una palabra que quieras decir. Es una palabra totalmente ridícula, absolutamente antierótica. Si la dices durante el acto sexual, queriendo ser políticamente correcta –“Cariño, ¿podrías acariciarme la vagina?”-, indefectiblemente se termina el erotismo. Estoy preocupada por las vaginas, por cómo las llamamos y por cómo no las llamamos. En Great Neck, la llaman “conejito”. Una mujer de allí me contó que su madre solía decirle: “No te pongas bombacha debajo del pijama, cielo. Tienes que dejar que se te airee el conejito”. En Westchester le dicen “pooki”, en Nueva Jersey, “twat”. También está “polvera”, “chucha”, “popó”, “pepe”, “pepitilla”, “chumino”, cachucha”, “chochete”, “higo”, “amapola”, “chicha”, “argolla”, “hucha”, “chirri”, “almeja”, “chochín”, “pochola”, “cosa”, “pipi”, “felpudo”, “cueva”, “mongo”, “pijama”, “cotorra”, “bollo”, “cachu”, “cajeta”, “tamal”, “tortita”, “Connie”. “Mimi” en Miami, “empanadilla rajada” en Filadelfia, y “schmende” en el Bronx. Estoy preocupada por las vaginas.
Creo que cuando Eve Ensler escribió esto aún no se habían popularizado los blogs (ella habla de entrevistas) pero yo puedo aprovecharme de esta herramienta para preguntarles ¿quién me ayuda a encontrar otras formas de llamar a la vagina?
4 comentarios:
El "nido"
La Pradón se la autodenomina "la nena"
jajaja!
Ya se me van a ocurrir más.
Mi pareja la denomina 'cotiloqui' (!).
No se olviden de 'la cara de Dios', de la revivida por Calamaro 'sonrisa vertical' (recuerdo la tapa prohibida de una revista (¿Satiricón?), creo que allá por los albores de la democracia, que lascivamente verticalizó una sonrisa de veras).
En nuestro mexico rural se le llama a veces por alguna fruta o alguna comida que hace alusion a que sabe rico a las mieles del placer y su textura y concistencia como papaya, huchepo, pepita, entre otras, pero si como dices no es nada erotico decir "wow que rica es tu vagina" a "que huchepito tan rico" jaja
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