Cosme Portocarrero, en “La palabra huevón”, hace notar la extraña paradoja de que “un término de significado sexual, o anatómicosexual, se haya vaciado de tal contenido para adquirir una denotación de rasgos conductuales que se caracterizan por la inhabilidad y falta de intelectualidad”.
Explica que, si bien huevón (o pelotudo o boludo) señala una hipertrofia de los atributos masculinos originalmente asociada a los conceptos de valentía u hombría (recordar el castizo “tener cojones”), por otro lado, se presupone que dicha abundancia “guarda relación con el grado de necedad del sujeto que los exhibe; lo cual es biológica y sicológicamente infundado".
Alejandro no lo encontró tan descabellado: dijo que evidentemente el tener “cojones” puede llevar al individuo a embarcarse en situaciones de las que no mide las consecuencias.
¿Ustedes qué opinan?
1 comentario:
Es interesante descubrir los distintos caminos, a veces contradictorios que toman las palabras y sus sentidos. Es como los caminos de la vida, una crisis es una oportunidad, una muerte un nacimiento. O sea nada es blanco o negro. ¿no?
Esta lìnea de trabajo me parece muy interesante, porque finalmente somos seres que vivimos en la comunicación y los sentidos de las palabras marcan nuestros estilos y pensamientos.
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